Preguntas frecuentes

El cáncer de mama se produce cuando se origina un tumor maligno en el tejido de la glándula mamaria y las células del tumor invade los tejidos alrededor ella y tienen la capacidad de hacer lo mismo con otros órganos. Las células tumorales pueden diseminarse a través de la invasión directa o bien a través del transporte que efectúan los vasos linfáticos y sanguíneos.

Existen varios tipos de cáncer de mama. El primero se llama carcinoma ‘in situ’ porque se refiere a que la proliferación celular maligna ocurre en el interior del conducto mamario, sin traspasar la pared (membrana basal) del mismo, es decir sin invasión o infiltración del tejido (estroma) que lo rodea.

El carcinoma invasivo o inflitrante se refiere a la proliferación celular maligna que traspasa la frontera natural anatómica del ducto o el lobulillo, invadiendo el tejido circundante. Otros tipos de cáncer de mama menos frecuentes son el medular, el coloide y el tubular.

En el Carcinoma Inflamatorio de mama, las células tumorales infiltran los vasos linfáticos y la piel. La mama está globalmente enrojecida y caliente, como si estuviese inflamada, porque las células tumorales bloquean los vasos linfáticos de la piel. La incidencia es baja, del 1 al 3% de todos los cánceres de mama.

La enfermedad de Paget es una afectación de la piel del pezón y/o de la areola, asociado o no a un carcinoma. Las células superficiales del pezón y/o la areola se transforman dentro de la epidermis. Esto da lugar a una apariencia de eccema con descamación, eritema y, a veces, exudación. Con el tiempo se asocia prurito, hipersensibilidad y dolor. El pronóstico y el tratamiento de la enfermedad dependen del tipo de tumor subyacente.

Los síntomas más frecuentes por los que la mujer acude al médico son: Aparición de un nódulo en la mama que previamente no existía, dolor en la mama a la palpación, cambio de tamaño de alguna de las mamas, irregularidades en el contorno, menor movilidad de una de las mamas al levantar los brazos, alteración en la piel de la mama como: úlceras, cambios de color y aparición de lo que se denomina piel de naranja (por su aspecto similar a la piel de dicha fruta), cambios en el pezón, como puede ser la retracción del mismo (hundimiento), aparición de un nódulo en la axila además de otros síntomas como son el cansancio o el dolor óseo localizado, que pueden aparecer en las fases más avanzadas de la enfermedad.

La historia clínica de un paciente pone en conocimiento del médico los antecedentes personales y familiares, hábitos de vida y otros problemas de salud que pueden ayudarle a detectar precozmente un tumor. Otra de las técnicas son las exploraciones de las mamas en busca de cambios en la consistencia, presencia de nódulos, ganglios linfáticos en las axilas o fosas supraclaviculares y valorar el estado de la piel y del pezón.

Las pruebas diagnósticas consisten en análisis de sangre de orina y de sangre, mamografías, ecografías, ductogramas o galactogramas, ductoscopia y resonancia nuclear magnética.

Las cirugías que se practican para el cáncer mamario suelen necesitar de un periodo previo de ingreso menor de una semana. Si la cirugía es conservadora, se aplican la tumorectomía o la cuadrantectomía. La primera extirpa únicamente el tumor y la segunda el cuadrante en el que se ubica el tumor. Si la cirugía es no conservadora, se procede a la mastectomía, que consiste en extirpar la mama entera. En todas las técnicas aparece un elemento clave, que es el estado de los ganglios.

Tras la cirugía, viene la etapa de sesiones de radioterapia y/o quimioterapia. La primera suele utilizarse tras un caso de intervención quirúrgica conservadora y consiste en un tratamiento de radiación cuya duración oscila entre las cuatro y las ocho semanas. En cambio, la quimioterapia se emplea normalmente como un método complementario tras la cirugía que tiene el objetivo de prevenir la formación de metástasis.

La recuperación tras cáncer de mama incluye la lucha contra una de las secuelas más frecuentes: el linfedema. Es la hinchazón del brazo en el lado en el que se ha intervenido en quirófano. El fisioterapeuta determinará los ejercicios que servirán para prevenir su aparición, aunque hay consejos básicos: no cargar el brazo con pesos excesivos, no utilizar prendas de ropa que compriman la zona, asearse con jabones neutros y suavidad la zona y procurar hacer ejercicio físico.

El cáncer de seno al principio generalmente no causa síntomas por ello es muy importante los auto exámenes mensuales y las mamografías anuales. A medida que el tumor crece, puede cambiar la forma como se ve y se siente el seno.

Los cambios comunes son:

  • Los cambios comunes son:
  • Un cambio en el tamaño o forma del seno
  • Piel del seno hendida o arrugada
  • Un pezón sumido hacia dentro del seno
  • Secreción (fluido) del pezón, especialmente si contiene sangre
  • La piel del seno, del pezón o de la areola (área oscura de la piel en el centro del seno) puede verse escamosa, roja o hinchada. Puede tener rebordes u hoyuelos de tal manera que se ve como la cáscara de una naranja.
  • Edad: las probabilidades de padecer cáncer de seno aumentan conforme la mujer envejece.
  • Antecedentes personales de cáncer de seno: la mujer que ha tenido cáncer en un seno tiene un riesgo mayor de padecer esta enfermedad en su otro seno
  • Antecedentes familiares: su riesgo de presentar cáncer de seno es mayor si su madre, padre, hermana o hija, tuvo cáncer de seno.
  • Ciertas alteraciones genéticas: en las familias en las que muchas mujeres han tenido la enfermedad, las pruebas pueden mostrar algunas veces la presencia de cambios genéticos específicos, poco comunes.
  • Radioterapia al pecho: las mujeres que han recibido radioterapia al pecho (incluyendo los senos) antes de los 30 años de edad tienen un riesgo mayor de padecer cáncer de seno.
  • Antecedentes relacionados con la reproducción y la menstruación:
    • - En cuanto más edad tiene la mujer cuando da a luz a su primer hijo, mayores son sus probabilidades de cáncer de seno.
    • - Las mujeres que nunca tuvieron hijos tienen un mayor riesgo de cáncer de seno.
    • - Las mujeres que empezaron su menstruación (tuvieron su primer período menstrual) antes de los 12 años tienen un riesgo mayor de cáncer de seno.
    • - Las mujeres que entraron en la menopausia después de los 55 años de edad tienen un riesgo mayor de cáncer de seno.
    • - Las mujeres que reciben terapia hormonal para la menopausia durante muchos años tienen un riesgo mayor de padecer cáncer de seno.
  • Densidad del seno: las mujeres cuyas mamografías muestran zonas más grandes de tejido denso
  • Haber tomado dietilestibestrol: se recetó a algunas mujeres embarazadas entre 1940 y 1971.
  • Obesidad o sobrepeso después de la menopausia
  • Inactividad física
  • Consumo de alcohol:

Actualmente, ninguna investigación científica ha demostrado que el cáncer de seno esté relacionado con el uso de desodorantes ni antitranspirantes en las axilas. Estudios recientes demuestran que las mujeres jóvenes que han tomado píldoras anticonceptivas corren mayor riesgo de padecer cáncer de seno. Las nuevas píldoras anticonceptivas podrían presentar un riesgo menor que las formulaciones anteriores. No existe ningún estudio que recomiende ciertos alimentos para evitar el cáncer de seno, sin embargo, la obesidad puede ser un factor que contribuye al cáncer de seno.

El cáncer no siempre es hereditario. La mayoría de los casos de cáncer ocurren en personas que no tienen familiares con cáncer. Sin embargo, algunos tipos de cáncer sí ocurren con más frecuencia en ciertas familias que en el resto de la población. Por ejemplo, los siguientes tipos de cáncer ocurren a veces en varios miembros de una familia:

  • Cáncer de piel (melanoma)
  • Cáncer de seno
  • Cáncer de ovario
  • Cáncer de próstata
  • Cáncer de colon

El cáncer de mama hereditario representa aproximadamente 5 a 10% de todos los casos de cáncer de mama. Los hombres que tienen un gen alterado relacionado con el cáncer de mama también tienen un mayor riesgo de padecer de esta enfermedad.

Realizarse de manera mensual la autoexploración mamaria, así como la mamografía anual a partir de los 40 años, ultrasonidos y pruebas genéticas. Recuerda que el cáncer de mama detectado a tiempo es curable en un 95%

  • Autoexploración: Toda mujer debe realizar una autoexploración de manera mensual, éste se realizará 7 días después de haber comenzado la menstruación. En caso de estar en menopausia poner un día fijo al mes.

El examen que hace de sus propias mamas consiste en
- Palpación de sus glándulas
- Palpación de alguna dureza
Su inspección, ante un espejo en busca de cambios de color y/o del tamaño aparición de deformidades en las mamas, en el pezón o en la areola, secreción por el pezón.

  • Examen médico: toda mujer debe realizar un control mediante examen médico de sus mamas, por lo menos una vez al año, a partir de los 35 años de edad. Este examen consiste en el examen clínico por un ginecólogo y en la elaboración y/o seguimiento de la historia clínica de la paciente.
  • Mamografía

La Sociedad Americana de Cáncer recomienda someterse a la primera mamografía a los 40 años de edad cada año. Aquellas con antecedentes familiares de cáncer de seno, sobre todo si esas parientes lo han tenido antes de los 50 años o si era un cáncer de seno bilateral, deben realizarse sus estudios con más frecuencia.

La mejor defensa contra el cáncer del seno es la mastografía, ultrasonido y los autoexámenes del seno mensuales.

Si la biopsia muestra que la paciente tiene cáncer de seno, el oncólogo(a) necesita saber la extensión (estadio o etapa) de la enfermedad para ayudarle a elegir el mejor tratamiento. El estadio se determina por el tamaño del tumor, si el cáncer ha invadido tejidos cercanos y si se ha diseminado a otras partes del cuerpo. Las mujeres con cáncer de seno cuentan con muchas opciones de tratamiento. El tratamiento que es el mejor para una mujer puede no ser el mejor para otra. El tratamiento que es correcto para la paciente depende principalmente de los resultados de las pruebas y de su estado general de salud Las opciones son cirugía, radioterapia, terapia hormonal, quimioterapia y terapia dirigida. La paciente puede recibir más de un tipo de tratamiento.

A pesar de ser el principal temor, sólo en un pequeño porcentaje –entre el 5 y el 10% de los casos– se hereda un cierto riesgo de susceptibilidad. El oncólogo recoge los antecedentes familiares cuando realiza la historia clínica y, si existe sospecha, informa a la paciente de los pasos a seguir.

La mastectomía no siempre es necesaria y, en caso de serlo, hoy contamos con cuatro tipos, en función de las características de cada tumor. El diagnóstico precoz también ha contribuido a que los tratamientos sean cada vez menos invasivos y las cirugías menos agresivas.

La reconstrucción mamaria no es un capricho estético, ni un peligro innecesario: una de las finalidades que tiene es restaurar la imagen corporal de la mujer, lo que ayuda a enfrentarse de forma más positiva a la enfermedad. Para la mayoría de pacientes, la reconstrucción implica dos o tres procesos quirúrgicos, aunque en ocasiones es posible hacer la reconstrucción inmediata, en el mismo acto de la mastectomía.

La mayor parte de las quimioterapias empleadas en cáncer de mama producen alopecia, por el efecto nocivo que tienen sobre el folículo piloso. Suele ocurrir en torno a las tres semanas del inicio del tratamiento y puede afectar a cejas, pestañas, vello axilar y púbico y, en algunos casos, a las uñas, pero cada cuerpo responde de manera diferente.

El pelo vuelve a crecer entre dos y tres meses después de haber finalizado el tratamiento. La mayoría de las veces el pelo es más denso, rizado y canoso que antes del tratamiento, y se puede teñir, aunque en los primeros meses se debe evitar el uso de tintes que contengan amoníaco.

Beber agua abundante a lo largo del día es fundamental en la dieta de la paciente de cáncer de mama, ya que los distintos tratamientos pueden provocar deshidratación. El resto de la dieta no debe ser especialmente distinta a la anterior al tratamiento mientras formen parte de una alimentación sana y equilibrada, rica en frutas, verduras y pescado. Los alimentos más recomendables son: legumbres, verduras cocidas, cereales, frutas, productos lácteos y fibra. Se debe evitar el tabaco y el alcohol, así como la sal y las grasas.

Los tratamientos provocan efectos adversos a nivel muscular y osteoarticular. Para combatirlos, es recomendable el ejercicio físico aeróbico y continuado, así como acudir a un fisioterapeuta especializado en el ámbito de la oncología. Es importante recordar que se ha demostrado el efecto protector frente a la enfermedad del ejercicio físico moderado, equivalente a andar media hora a paso rápido al menos 5 días por semana.

La técnica del ganglio centinela consiste en inyectar en el tumor una molécula teñida con contraste, que se comporta como una célula maligna, y viajará hacia la primera estación ganglionar. Si al extirparla, no se encuentran células malignas, el riesgo de diseminación a otros ganglios será mínimo, por lo que no será necesario extirpar el resto de ganglios –linfadenectomía-

Es la hinchazón que se produce en el brazo de la zona en la que se ha practicado la linfadenectomía. En el 75% de los casos, aparece durante el primer año de la cirugía, y la causa está en el acúmulo de líquido linfático. Para evitarlo o para paliar las molestias, se recomienda unos ejercicios de fisioterapia, mantener el brazo en alto cuando está en reposo, evitar coger peso con ese brazo o tomar la tensión en esa extremidad. Como el riesgo de infección es alto, también conviene no realizar extracciones de sangre en el brazo intervenido.

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