El cáncer de mama se presenta generalmente durante la sexta década de la vida. Sin embargo, esto no excluye a las mujeres de menor edad.

En países desarrollados, entre el 6 y el 10% de los casos se presentan en mujeres de 45 años o menos, mientras que en países menos desarrollados, como México, esta tasa es de casi el doble.1 

Los esquemas de tratamiento indicados por las guías internacionales para mujeres en este grupo de edad pueden causar efectos secundarios serios como infertilidad, osteoporosis y ganancia de peso, entre otros, comprometiendo a largo plazo la calidad de vida, física y psicológica, de las mujeres.2,3

Algunas de las causas que disminuyen la calidad de vida incluyen la menopausia prematura inducida por el tratamiento, las alteraciones en la imagen corporal, problemas maritales y de relación de pareja, dificultad para el cuidado de los hijos, pérdidas económicas, estigmatización y sensación de discriminación, así como la constante amenaza de la recurrencia de la enfermedad y la muerte relacionada.4

Además, debemos considerar que las mujeres jóvenes representan un grupo importante económicamente activo de la población, que frecuentemente funge como cabeza y sostén moral y económico de familias. En muchos casos, se encuentran en una etapa de consolidación profesional, social y familiar, por lo que la demanda externa es mayor a la de una mujer mayor.

Informar a más jóvenes sobre el cáncer de mama

Las mujeres diagnosticadas con cáncer de mama en edad productiva han reportado que la información y el apoyo que requieren o bien no existe o no se adecua para su etapa de la vida. Han hecho hincapié en la necesidad de contar con especialistas que les ayude durante la atención de su cáncer, y la importancia de contar con apoyos de otras mujeres de la misma edad.

A pesar de todo lo mencionado anteriormente son pocos los programas especializados en la atención de las mujeres jóvenes con cáncer de mama.

En México, en el 2013 se creó el Programa Joven y Fuerte, dedicado a mujeres jóvenes diagnosticadas con cáncer de mama, el cual brinda información y contención emocional a las mujeres y sus familias a lo largo del proceso de la enfermedad.

El Programa Joven y Fuerte cubre necesidades de información a través de materiales educativos que proporcionen información sobre temas particulares de las mujeres jóvenes como fertilidad, menopausia precoz, imagen corporal, comunicación de la enfermedad a niños, manejo de la relación de pareja, conflictos laborales, etc. Se realizan talleres mensuales sobre estos temas y demás temas de interés.

Por otra parte, la contención emocional, que resulta sumamente importante desde el momento del diagnóstico, durante los tratamientos y en la etapa de sobrevida, se ofrece de forma sistemática.

Dentro de las alternativas con las que cuentan las pacientes se encuentran grupos de apoyo, sesiones individuales, y grupos en línea.

Hasta ahora más de 500 mujeres son parte del Programa Joven y Fuerte en sus diferentes sedes en la República Mexicana; ha dado la oportunidad a casi 40 mujeres de recibir tratamientos para preservación de fertilidad previo a tratamientos y más de la mitad ha recibido algún tipo de intervención psicológica.

La experiencia de Joven y Fuerte confirma la relevancia de ofrecer programas de apoyo de forma oportuna a las mujeres diagnosticadas promoviendo la calidad de vida de las pacientes y sus familias, haciendo del cáncer un proceso transitorio.

Información de: [Su medico (18 de diciembre 2018) Necesidades de las mujeres jóvenes con cáncer de mama]

Recuperado de: https://sumedico.com/opinion/necesidades-de-las-mujeres-jovenes-con-cancer-de-mama/

Texto de: Alejandra Platas de la Mora